¡Hola! Como ya mencioné en la actividad anterior, como
futura maestra voy a tener que seleccionar muchos cuentos para leer o contar a
mis alumnos y pasar un buen rato.
En la actividad anterior analicé un cuento de
autor, en esta ocasión seleccionaré y adaptaré tres textos folclóricos.
Introducción.
Antes de seleccionar los textos creo que sería
interesante hacer una introducción sobre la literatura folclórica.
El origen de la palabra “folclore” fue acuñado por William John Toms en 1846 y viene del concepto de “antigüedades populares”. La literatura folclórica es aquella que se ha difundido de boca en boca de generación en generación. Tiene, además de las 4
características de todo texto literario, tres características fundamentales:
- El anonimato: ya que cada una de las personas que
cuenta un texto folclórico se convierte, en cierta parte, en autor de
este.
- La oralidad: ya que los textos folclóricos no se
leen, sino que se cuentan o se cantan.
- La multiplicidad de variantes: ya que si algo se
transmite de forma oral acaban creándose muchas versiones diferentes de un
mismo texto.
A la vez que avanza la historia de un pueblo o una
sociedad, se crean cuentos folclóricos donde se ven reflejadas sus historias,
vivencias, tradiciones, cultura... que van de boca en boca y por esto son tan
importantes.
Existen dos tipos de textos folclóricos:
- Los textos folclóricos en verso: son aquellos
textos folclóricos para recitar, cantar y jugar; donde se
encuentra la poesía folclórica. Sus características fundamentales
son:
- El absurdo argumental, que resulta desde su
origen o resulta del paso del tiempo.
- Las trasformaciones equivocadas de algunas
palabras.
La
poesía folclórica introduce al niño en la palabra, el ritmo, los símbolos,
ejercita su psicomotricidad y su memoria y despierta su ingenio. Podemos
clasificar la poesía folclórica según:
o
La temática: rimas de ingenio, juegos y rimas de
movimiento y acción y danzas de corro.
o
La historia: poesía tradicional (origen lejano o
desconocido) y la poesía popular (origen al hilo de los tiempos).
- Los textos folclóricos en prosa: son aquellos
textos folclóricos para contar; donde se encuentran los siguientes:
- El cuento folclórico: relato breve que tiene
enseñanza moral pero no moraleja. Dentro del cuento folclórico, Propp
diferenció cuatro categorías:
- Mitos: de origen religioso, cuyas religiones han desaparecido
(dioses y héroes legendarios).
- Cuentos de animales: sus personajes son animales, dentro de este
bloque Propp distingue, además, dos tipos:
ü
Cuentos de
animales (destinados a la infancia).
ü
Las fábulas
(tiene carácter moralizador y los animales representan vicios y virtudes de las
personas).
- Cuentos de fórmula: la memoria del narrador es fundamental, aquí se
encuentran: los cuentos mímicos, los cuentos de nunca acabar y los
cuentos acumulativos.
- Cuentos de hadas o maravillosos: aparición de, al menos, un
personaje mágico-fantástico. Estos responden
a la siguiente estructuración: los papeles pueden ser desempeñados por
diferentes personajes según los diferentes cuentos; las acciones son las
que se realizan a lo largo de la historia y que componen el
planteamiento (fechoría inicial), el nudo (acciones del héroe) y el
desenlace (feliz en casi todos los casos); y las funciones se producen
por el significado de las acciones fundamentales dentro de la intriga
global.
- El mito: relato tradicional que contiene dioses y
héroes.
- La leyenda: textos que reflejan un suceso que se
recuerda como verdadero (por muy extraño o milagroso que sea).
- La fábula, que es un texto breve con sentido
moral e intelectual, protagonizado por animales que reflejan actitudes y
pasiones humanas, y, además, tiene moraleja, pero puede ser el origen de
un cuento folclórico si pierde la moraleja.
A demás, podemos encontrar también teatro folclórico,
aquellos de títeres y marionetas son los que presentan un mayor atractivo tanto
para los niños pequeños como para los adultos. Existen varios tipos de
marionetas: el guante o manopla (se manipula con los dedos), de varas o palos
(planos o tridimensionales) y accionadas por medio de cuerdas o cables desde
arriba (cada parte de su cuerpo puede moverse de forma independiente). La
representación más popular es la de "los títeres de cachiporra".
También cabe destacar que la literatura folclórica
fomenta la imaginación y la motivación ya que, al no contar con imágenes, deben
imaginar a los personajes con las características que les proporcionemos.
Por último, me
gustaría hacer un breve resumen indicando aquellos aspectos a tener en cuenta a
la hora de seleccionar y adaptar un texto folclórico:
· En primer lugar, debemos
seleccionar el texto adecuadamente. Para que esto se dé tenemos que tener en
cuenta que los grandes recopiladores, es decir, aquellos que son más reales a
la narración original son Charles Perrault, los hermanos Grimm, Hans Christian
Andersen, Fernán Caballero y Saturnino. Por lo tanto, deberíamos leer, en la
medida de lo posible, los textos de estos autores. En el caso de coger una
adaptación o traducción, debería indicarse al principio del libro y deberíamos
informarnos del autor de este para saber si podemos considerarlo una fuente
fiable o no.
· Debemos analizar el cuento
extrayendo su viaje del héroe donde aparece reflejado lo siguiente: empieza el
héroe o heroína en el hogar, hay un alejamiento de este, super una serie de
pruebas, las supera (algunas no) y comienza una nueva vida o en un nuevo
entorno familiar. Si no supera las pruebas no llega al nuevo entorno familiar.
· Debemos extraer los motivos, los
principales son: tesoros ocultos, que simbolizan aprendizaje interior; viajes y
búsqueda, que supone una mejora personal; fuga y persecución; reino de los
muertos o reino de las hadas; búsqueda del amor; huérfano maltratado; aparente
fragilidad del hermano menor; la muerte y la resurrección; y el sol y la luna,
como realidad e irrealidad.
· Debemos analizar los personajes,
los arquetipos (personajes asociados a unas características determinadas, como
la madrastra mala, los príncipes valientes, las princesas inocentes...) y a su
vez analizar los valores morales.
· En los cuentos de autor los niños tenían que
sentirse identificados con los personajes ya que pensaban, hablaban y se
comportaban como niños, sin embargo, en los textos folclóricos, los personajes
son preadolescentes o adolescentes por lo que no buscamos que se identifiquen
con ellos, sino que quieran ser ellos, que los admiren. Por lo tanto, debemos
fijarnos en si los niños querrían ser el personaje principal.
· Una vez leamos el cuento que
hemos elegido contarles a los niños y hayamos comprobado todos los puntos
anteriores teniendo en cuenta el momento evolutivo en el que se encuentren los
niños a quienes queramos contar el texto, debemos ver si tenemos que realizar
alguna adaptación y por qué.
· Pensar en un dialogo posterior o
durante el texto para saber que enseñanza han extraído los niños, que para nada
deben ser las que extraigamos nosotros.
· Contarle estos cuentos en un
contexto en el que los niños estén cómodos y relajados ya que la finalidad de
contar o cantar estos textos es disfrutar de ellos.
Cuento: “Los cuatro
hermanos ingeniosos”, recopilado por los hermanos Grimm.
· Justificación
de la elección de cuento: he decidido elegir este cuento porque
me ha parecido muy interesante y tras leerme bastantes cuentos de los hermanos
Grimm me ha llamado la atención que no haya únicamente un personaje principal.
· Edad
en la que contaría este cuento: se lo contaría a niños de más
de 4 años ya que es a partir de esta edad cuando su capacidad de atención puede
llegar a los 20 minutos y este es un cuento extenso que puede alargarse con el
diálogo posterior; más concretamente se lo contaría a niños de 5 y 6 años ya
que en esta edad aparecen algunos amagos de colaboración, los compañeros
comienzan a ser tenidos en cuenta y comienzan a ser capaces de jugar unos con
otros, y este es un tema que aparece reflejado en el cuento aunque siempre
tenemos que tener en cuenta que no debemos contar los cuentos con un objetivo
educativo pues estaríamos haciendo un uso paraliterario de este.
· Cuento: extraido de: grimmstories (2019). Los cuatro hermanos ingeniosos. Cuentos de Grimm. Recuperado el 16 de abril del 2019 de: https://www.grimmstories.com/es/grimm_cuentos/los_cuatro_hermanos_ingeniosos
Érase un pobre hombre que tenía cuatro hijos. Cuando fueron
mayores, los llamó y les dijo:
- Hijos míos, es cuestión de que os marchéis por esos mundos, pues yo no tengo nada para daros. Id a otros países, aprended un oficio y procurad abriros camino.
Dispusiéronse los cuatro a marcharse y, tras despedirse de su padre, partieron juntos. Al cabo de algún tiempo de caminar a la ventura llegaron a una encrucijada, de la que partían caminos en cuatro direcciones. Y dijo el mayor:
- Aquí hemos de separarnos. Dentro de cuatro años, en este mismo día y lugar, volveremos a reunirnos. Entretanto, que cada cual busque fortuna por su lado.
Marcharon cada uno en una dirección. El primero se encontró con un hombre, que le preguntó dónde iba y cuál era su propósito.
- Quiero aprender un oficio - respondióle el muchacho.
- Vente conmigo. Aprenderás a ser ladrón - le contestó el desconocido.
- No - respondió el mozo -, éste no es un oficio honorable. Se acaba siempre en badajo de horca.
- ¡Oh, no temas por eso! Sólo te enseñaré a apropiarte lo que nadie más podría obtener, y de modo que no quede rastro.
El muchacho se dejó convencer, y al lado de aquel hombre aprendió a ser un ladrón perfecto, tan hábil, que cuando se había prendado de un objeto, caía irremediablemente en sus manos.
El segundo hermano halló a otro sujeto que le hizo la misma pregunta: qué quería aprender.
- Todavía no lo sé - respondió.
- En este caso, vente conmigo y serás astrólogo. No hay oficio mejor, pues nada habrá que se te oculte.
Gustóle la idea al joven, y llegó a ser un astrólogo consumado. Al terminar su aprendizaje, se despidió de su maestro, y éste le dio un anteojo, diciéndole:
- Con esto podrás ver cuanto ocurre en la tierra y en el cielo. Nada se ocultará a tu mirada.
Al tercer hermano adiestrólo un cazador, enseñándole todas las mañas y recursos de su arte, con tanto aprovechamiento por parte del discípulo, que salió hecho un consumado montero. Al despedirse, el maestro lo obsequió con una escopeta y le dijo:
- Donde pongas el ojo, allá irá la bala; jamás errarás la puntería.
Finalmente, el menor de los hermanos se encontró también con un viandante que le preguntó por sus propósitos.
- ¿No te gustaría ser sastre? - le dijo.
- No sé - contestó el mozo -. Eso de pasarse las horas con las piernas cruzadas, desde la mañana a la noche, y estar manejando continuamente la aguja y la plancha, no me seduce, ni mucho menos.
- ¡No lo digas! - exclamó el hombre -. Tú hablas por lo que has visto; pero conmigo aprenderás un arte muy distinto, decente, productivo, y muy honroso incluso.
Dejóse persuadir el muchacho, se fue con el sastre y aprendió a fondo su profesión. Cuando se despidió, ya terminado el aprendizaje, diole su patrón una aguja, diciéndole:
- Con ella puedes coser cuanto te venga a la mano, aunque sea tan duro como el acero; y quedará tan bien juntado, que no se verá la costura.
Cuando ya hubieron transcurrido los cuatro años convenidos, los hermanos volvieron a encontrarse en el mismo lugar en que se habían separado, y, después de abrazarse y besarse, regresaron a la casa paterna.
- ¡Muy bien! - exclamó el padre, satisfecho -. ¿Otra vez os trae el viento a mi lado?
Contáronle ellos sus andanzas y lo que cada uno había aprendido. Sentados todos juntos bajo un árbol que se levantaba delante de la casa, dijo el padre:
-Voy a poneros a prueba. Quiero ver de lo que sois capaces -. Y, mirando hacia arriba, manifestó al hijo segundo En la cumbre de este árbol, entre dos ramas, hay un nido de pinzones. Dime cuántos huevos contiene.
Cogió el astrólogo su anteojo y dirigiéndolo al nido, respondió:
- Cinco.
Entonces se volvió el padre al mayor:
- Ve a buscar los huevos sin que lo note el pájaro que los está incubando.
El hábil ladrón subió al árbol y, sin que el avecilla notase nada ni se moviese del nido, le quitó de debajo del cuerpo los cinco huevos y los bajó a su padre. Tomándolos el viejo, colocó uno en cada canto de la mesa, y el quinto, en el centro, y dijo al cazador:
- De un solo disparo has de partir en dos los cinco huevos.
El mozo se echó la escopeta a la cara, disparó y partió por la mitad los cinco huevos de un solo tiro. Por lo visto usaba una pólvora capaz de dar la vuelta a la esquina.
- Ahora te toca a ti - dijo el padre al hijo menor -. Vas a coser los huevos, y hasta los polluelos que hay dentro, de tal forma que no se vean los efectos del disparo.
Sacó el sastre su aguja y procedió a coser tal como su padre le pedía. Cuando hubo terminado, el ladrón volvió los huevos al nido, colocándolos debajo del ave que los empollaba, sin que ésta lo notase. Y a los pocos días nacieron los pequeños con una tirita roja alrededor del cuello, por donde los cosiera el sastre.
- Está bien - dijo el viejo a sus hijos -. Tengo que felicitaras por vuestro éxito. Habéis empleado bien el tiempo, aprendiendo cosas provechosas, y no sabría a cuál de los cuatro dar la preferencia. Esto se verá en cuanto se presente una ocasión de aplicar vuestras artes.
Poco tiempo después se produjo gran revuelo en el país, pues un dragón había raptado a la hija del Rey. Éste se pasaba cavilando día y noche, y, al fin, mandó pregonar que quien la rescatase se casaría con ella. Dijeron entonces los hermanos:
- He aquí una oportunidad de distinguirnos - y se propusieron partir juntos a liberar a la princesa.
- Pronto sabré dónde se halla - dijo el astrólogo, y, mirando por su telescopio, declaró -: Ya lo veo; está muy lejos de aquí, en una roca en medio del mar. A su lado hay un dragón que la guarda.
Presentóse al Rey, pidióle un barco para él y sus hermanos y los cuatro se hicieron a la mar, con rumbo a la roca. Al llegar a ella vieron a la hija del Rey, con el dragón dormido en el regazo. Dijo el cazador:
- No puedo disparar, pues mataría también a la princesa.
- Voy a intervenir yo - anunció el ladrón, y, deslizándose hasta el lugar, llevóse a la doncella con tanta ligereza y agilidad, que el monstruo no se dio cuenta de nada y siguió roncando. Contentísimos, corrieron a embarcar de nuevo y zarparon sin pérdida de tiempo. Pero el dragón, que al despertar no había encontrado a la princesa, salió furioso en su persecución, surcando los aires con terrorífico resoplido. Cuando se cernía ya sobre el barco y se disponía a precipitarse sobre él, apuntándole el cazador con la escopeta, disparó una bala que le atravesó el corazón. Cayó muerto el monstruo; pero era tan enorme que, al desplomarse sobre el navío, lo destrozó completamente. Los náufragos pudieron aferrarse a unas tablas y quedaron flotando en la superficie de las olas, en situación apuradísima. Mas el sastre, ni corto ni perezoso, sacando su aguja maravillosa, hilvanó las tablas a toda prisa con unas puntadas y, desde ellas, pescó todas las piezas del barco, cosiéndolas con tanta perfección que, al poco rato, la nave volvía a hallarse en condiciones de navegar, y los hermanos pudieron arribar felizmente a su patria.
El Rey sintió una inmensa alegría al volver a ver a su hija, y dijo a los cuatro hermanos:
- Uno de vosotros ha de recibirla por esposa. Decidid quién ha de ser.
Suscitóse entonces una viva disputa entre ellos, pues cada uno alegaba sus derechos. Decía el astrólogo:
- Si yo no hubiese descubierto a la princesa, de nada habrían servido vuestras artes. Por tanto, me pertenece a mí.
El ladrón observaba:
- ¿De qué habría servido descubrirla, si yo no la hubiese sacado de entre las garras del dragón? Mía es, pues.
Y el cazador:
- La princesa y todos vosotros hubierais sido destrozados por el monstruo. Mi bala os libró de sus garras. En consecuencia, es a mí a quien corresponde.
Y el sastre, a su vez:
- Y si yo, con mi arte, no hubiese recompuesto el barco, todos habríamos muerto ahogados. Por tanto, es mía.
Intervino entonces el Rey:
- Todos tenéis igual derecho; pero como la princesa no puede ser de todos, no será de ninguno. En cambio, daré a cada cual una parte del reino en compensación.
Satisfizo el ofrecimiento a los hermanos, los cuales dijeron:
- Es mejor esto que el que nazcan disputas entre nosotros.
Y cada cual recibió una cuarta parte del reino, y todos vivieron felices en compañía de su viejo padre durante todo el tiempo que plugo a Dios.
- Hijos míos, es cuestión de que os marchéis por esos mundos, pues yo no tengo nada para daros. Id a otros países, aprended un oficio y procurad abriros camino.
Dispusiéronse los cuatro a marcharse y, tras despedirse de su padre, partieron juntos. Al cabo de algún tiempo de caminar a la ventura llegaron a una encrucijada, de la que partían caminos en cuatro direcciones. Y dijo el mayor:
- Aquí hemos de separarnos. Dentro de cuatro años, en este mismo día y lugar, volveremos a reunirnos. Entretanto, que cada cual busque fortuna por su lado.
Marcharon cada uno en una dirección. El primero se encontró con un hombre, que le preguntó dónde iba y cuál era su propósito.
- Quiero aprender un oficio - respondióle el muchacho.
- Vente conmigo. Aprenderás a ser ladrón - le contestó el desconocido.
- No - respondió el mozo -, éste no es un oficio honorable. Se acaba siempre en badajo de horca.
- ¡Oh, no temas por eso! Sólo te enseñaré a apropiarte lo que nadie más podría obtener, y de modo que no quede rastro.
El muchacho se dejó convencer, y al lado de aquel hombre aprendió a ser un ladrón perfecto, tan hábil, que cuando se había prendado de un objeto, caía irremediablemente en sus manos.
El segundo hermano halló a otro sujeto que le hizo la misma pregunta: qué quería aprender.
- Todavía no lo sé - respondió.
- En este caso, vente conmigo y serás astrólogo. No hay oficio mejor, pues nada habrá que se te oculte.
Gustóle la idea al joven, y llegó a ser un astrólogo consumado. Al terminar su aprendizaje, se despidió de su maestro, y éste le dio un anteojo, diciéndole:
- Con esto podrás ver cuanto ocurre en la tierra y en el cielo. Nada se ocultará a tu mirada.
Al tercer hermano adiestrólo un cazador, enseñándole todas las mañas y recursos de su arte, con tanto aprovechamiento por parte del discípulo, que salió hecho un consumado montero. Al despedirse, el maestro lo obsequió con una escopeta y le dijo:
- Donde pongas el ojo, allá irá la bala; jamás errarás la puntería.
Finalmente, el menor de los hermanos se encontró también con un viandante que le preguntó por sus propósitos.
- ¿No te gustaría ser sastre? - le dijo.
- No sé - contestó el mozo -. Eso de pasarse las horas con las piernas cruzadas, desde la mañana a la noche, y estar manejando continuamente la aguja y la plancha, no me seduce, ni mucho menos.
- ¡No lo digas! - exclamó el hombre -. Tú hablas por lo que has visto; pero conmigo aprenderás un arte muy distinto, decente, productivo, y muy honroso incluso.
Dejóse persuadir el muchacho, se fue con el sastre y aprendió a fondo su profesión. Cuando se despidió, ya terminado el aprendizaje, diole su patrón una aguja, diciéndole:
- Con ella puedes coser cuanto te venga a la mano, aunque sea tan duro como el acero; y quedará tan bien juntado, que no se verá la costura.
Cuando ya hubieron transcurrido los cuatro años convenidos, los hermanos volvieron a encontrarse en el mismo lugar en que se habían separado, y, después de abrazarse y besarse, regresaron a la casa paterna.
- ¡Muy bien! - exclamó el padre, satisfecho -. ¿Otra vez os trae el viento a mi lado?
Contáronle ellos sus andanzas y lo que cada uno había aprendido. Sentados todos juntos bajo un árbol que se levantaba delante de la casa, dijo el padre:
-Voy a poneros a prueba. Quiero ver de lo que sois capaces -. Y, mirando hacia arriba, manifestó al hijo segundo En la cumbre de este árbol, entre dos ramas, hay un nido de pinzones. Dime cuántos huevos contiene.
Cogió el astrólogo su anteojo y dirigiéndolo al nido, respondió:
- Cinco.
Entonces se volvió el padre al mayor:
- Ve a buscar los huevos sin que lo note el pájaro que los está incubando.
El hábil ladrón subió al árbol y, sin que el avecilla notase nada ni se moviese del nido, le quitó de debajo del cuerpo los cinco huevos y los bajó a su padre. Tomándolos el viejo, colocó uno en cada canto de la mesa, y el quinto, en el centro, y dijo al cazador:
- De un solo disparo has de partir en dos los cinco huevos.
El mozo se echó la escopeta a la cara, disparó y partió por la mitad los cinco huevos de un solo tiro. Por lo visto usaba una pólvora capaz de dar la vuelta a la esquina.
- Ahora te toca a ti - dijo el padre al hijo menor -. Vas a coser los huevos, y hasta los polluelos que hay dentro, de tal forma que no se vean los efectos del disparo.
Sacó el sastre su aguja y procedió a coser tal como su padre le pedía. Cuando hubo terminado, el ladrón volvió los huevos al nido, colocándolos debajo del ave que los empollaba, sin que ésta lo notase. Y a los pocos días nacieron los pequeños con una tirita roja alrededor del cuello, por donde los cosiera el sastre.
- Está bien - dijo el viejo a sus hijos -. Tengo que felicitaras por vuestro éxito. Habéis empleado bien el tiempo, aprendiendo cosas provechosas, y no sabría a cuál de los cuatro dar la preferencia. Esto se verá en cuanto se presente una ocasión de aplicar vuestras artes.
Poco tiempo después se produjo gran revuelo en el país, pues un dragón había raptado a la hija del Rey. Éste se pasaba cavilando día y noche, y, al fin, mandó pregonar que quien la rescatase se casaría con ella. Dijeron entonces los hermanos:
- He aquí una oportunidad de distinguirnos - y se propusieron partir juntos a liberar a la princesa.
- Pronto sabré dónde se halla - dijo el astrólogo, y, mirando por su telescopio, declaró -: Ya lo veo; está muy lejos de aquí, en una roca en medio del mar. A su lado hay un dragón que la guarda.
Presentóse al Rey, pidióle un barco para él y sus hermanos y los cuatro se hicieron a la mar, con rumbo a la roca. Al llegar a ella vieron a la hija del Rey, con el dragón dormido en el regazo. Dijo el cazador:
- No puedo disparar, pues mataría también a la princesa.
- Voy a intervenir yo - anunció el ladrón, y, deslizándose hasta el lugar, llevóse a la doncella con tanta ligereza y agilidad, que el monstruo no se dio cuenta de nada y siguió roncando. Contentísimos, corrieron a embarcar de nuevo y zarparon sin pérdida de tiempo. Pero el dragón, que al despertar no había encontrado a la princesa, salió furioso en su persecución, surcando los aires con terrorífico resoplido. Cuando se cernía ya sobre el barco y se disponía a precipitarse sobre él, apuntándole el cazador con la escopeta, disparó una bala que le atravesó el corazón. Cayó muerto el monstruo; pero era tan enorme que, al desplomarse sobre el navío, lo destrozó completamente. Los náufragos pudieron aferrarse a unas tablas y quedaron flotando en la superficie de las olas, en situación apuradísima. Mas el sastre, ni corto ni perezoso, sacando su aguja maravillosa, hilvanó las tablas a toda prisa con unas puntadas y, desde ellas, pescó todas las piezas del barco, cosiéndolas con tanta perfección que, al poco rato, la nave volvía a hallarse en condiciones de navegar, y los hermanos pudieron arribar felizmente a su patria.
El Rey sintió una inmensa alegría al volver a ver a su hija, y dijo a los cuatro hermanos:
- Uno de vosotros ha de recibirla por esposa. Decidid quién ha de ser.
Suscitóse entonces una viva disputa entre ellos, pues cada uno alegaba sus derechos. Decía el astrólogo:
- Si yo no hubiese descubierto a la princesa, de nada habrían servido vuestras artes. Por tanto, me pertenece a mí.
El ladrón observaba:
- ¿De qué habría servido descubrirla, si yo no la hubiese sacado de entre las garras del dragón? Mía es, pues.
Y el cazador:
- La princesa y todos vosotros hubierais sido destrozados por el monstruo. Mi bala os libró de sus garras. En consecuencia, es a mí a quien corresponde.
Y el sastre, a su vez:
- Y si yo, con mi arte, no hubiese recompuesto el barco, todos habríamos muerto ahogados. Por tanto, es mía.
Intervino entonces el Rey:
- Todos tenéis igual derecho; pero como la princesa no puede ser de todos, no será de ninguno. En cambio, daré a cada cual una parte del reino en compensación.
Satisfizo el ofrecimiento a los hermanos, los cuales dijeron:
- Es mejor esto que el que nazcan disputas entre nosotros.
Y cada cual recibió una cuarta parte del reino, y todos vivieron felices en compañía de su viejo padre durante todo el tiempo que plugo a Dios.
Fuente extraída el 16 de abril del 2019 de: http://www.spanish.cc/books/first/c39.html
· Resumen:
Un hombre pobre con cuatro hijos, los
manda durante cuatro años a aprender un oficio. Estos se dirigen cada uno a un
lugar distinto: donde el primero aprende el oficio de ladrón, el segundo el de
astrólogo, el tercero el de cazador y el último el de sastre.
Una vez pasan los cuatro años, vuelven
a su casa a mostrarle a su padre los oficios que han aprendido y este les dice
que deben encontrar una ocasión en la que poder aplicarlos. Un tiempo después,
la princesa fue raptada por un dragón, y quien la rescatase se casaría con
ella; así que los cuatro hermanos, con un barco proporcionado por el rey, salen
en busca de la princesa.
El que aprendió el oficio de astrólogo,
localizó a la princesa; el que aprendió el oficio de ladrón, la sacó de entre
las garras del dragón; el que aprendió el oficio de cazador, mató al dragón que
intentó raptar de nuevo a la princesa, pero este calló sobre el barco
haciéndolo pedazos; por lo que, por último, el que aprendió el oficio de
sastre, recompuso el barco para poder llegar de nuevo ante el rey.
Una vez estaban ante el rey no pudieron
ponerse de acuerdo para decidir quien de ellos se casaría con la princesa, pues
entre todos habían hecho posible su rescate, por lo que el rey decidió que
ninguno se casaría con su hija, pero les daría un cuarto de reino a cada uno.
· Uso
en el aula:
o Cambios
que realizaría: Lo único que cambiaría del cuento
sería que pondría nombres propios a los cuatro hermanos para que los niños los
identifiquen mejor en el cuento y los personifiquen más. Sería lo único que
cambiaría porque creo que es un cuento que utiliza un vocabulario adecuado y
fácil de entender para los niños, teniendo en cuenta que al contarlo se
perdería es castellano antiguo porque lo contaría con mis propias palabras.
o Contexto
en el que lo contaría: lo contaría, por ejemplo, después de
venir del patio para pasar un buen rato antes de empezar o seguir con la
actividad que tuviese pensada para después del recreo. Lo contaría en este
momento porque creo que es un cuento que les puede resultar interesante y creo
que se estaría muy bien que disfruten un rato del cuento antes de empezar a
trabajar. También podría contarlo si surge en el aula una conversación sobre a
que se dedican sus padres, no para que vean distintos oficios, sino porque es
el tema en el que estarían interesados todos en ese momento y creo que podría
salir un dialogo posterior muy interesante y divertido.
o Preguntas
que plantearía:
§ ¿Qué
es lo que más os ha gustado del cuento?
§ ¿Cambiaríais
algo del cuento?
§ ¿Quién
es el personaje que mejor os cae del cuento?
§ ¿Qué
hubieseis hecho vosotros su tuvieseis que elegir quien se casa con la princesa?
§ ¿Qué
os parece que el rey no case a su hija con ninguno de los hermanos, pero les
diese un cuarto de su reino a cada uno?
Todas las preguntas anteriores las
habría planteado en el diálogo posterior, pero, además, plantearía la siguiente
pregunta cuando los hermanos vuelven ante el rey:
§ ¿Qué
haríais vosotros, a quién elegiríais para que se case con la princesa?
o Viaje
del héroe: en este caso el viaje del héroe se realizaría con los
cuatro hermanos. La estructura del cuento sigue la estructura general de los
cuentos folclóricos: empieza con los héroes en el hogar, hay un alejamiento de
este, deben superar una serie de pruebas para crecer y convertirse en adultos y
al hacerlo se les recompensa con una nieva vida, en este caso con un cuarto del
reino a cada uno.
Fuente propia
o Motivos,
personajes y simbología:
§ Los
motivos principales de este cuento son:
ü Los
tesoros ocultos: los hermanos deben aprender un oficio para conseguir su
objetivo. Esto simbolizaría un aprendizaje interior.
ü Búsqueda:
de la princesa, para conseguir una mejora personal.
Ambos
me parecen motivos que los niños a los que he dirigido el cuento (5 y 6) pueden
entender.
§ Los
personajes y arquetipos que aparecen en este cuento son:
ü Los
héroes (los hermanos): valientes y fuertes.
ü La
princesa: inocente, bella y buena.
ü Animal
mágico: el dragón que rapta a la princesa.
Cuento popular
serbocroata: “Stojscha y Mladen”
· Justificación
de la elección de cuento: he decidido elegir este cuento porque me
parece muy interesante poner un cuento serbocroata y creo que a los niños les
puede llamar la atención y beneficiarles ya que conocen cuentos de otras culturas.
Además, son cuento generalmente poco conocidos y seguro que les hace mucha
ilusión conocer un cuento que “casi nadie conoce”.
· Edad
en la que contaría este cuento: se lo contaría a niños de
más de 6 años ya que es a partir de esta edad cuando su capacidad de atención
puede llegar a los 30 minutos y este es un cuento es bastante extenso y puede
alargarse con el diálogo posterior; además en esta edad aparecen algunos amagos
de colaboración, los compañeros comienzan a ser tenidos en cuenta y comienzan a
ser capaces de jugar unos con otros, y este es un tema que aparece reflejado en
el cuento al final; y aparece reflejada la relación con la familia que a esta
edad suele estar muy presente.
· Cuento: extraído de "el libro de los 101 cuentos" - Anaya (2017)
Fuente propia extraída de "el libro de los 101 cuentos"-Anaya
Erase una vez que
tenia tres hijas a las que siempre mantenía ocultas, de modo que nunca habían
salido al aire libre. Sólo cuando estuvieron en edad de casarse, las dejó su
padre ir por primera vez a bailar en corro. Pero apenas habían comenzado a
bailar, cuando se levantó un remolino y se las llevó a las tres. El zar, que
estaba muy afligido por la desaparición de sus hijas, las mandó buscar por
todas partes; pero sus enviados volvieron sin haber podido dar con ellas, y el
zar enfermó y murió de pena. Su viuda, la zarina, estaba embarazada y, cuando
llegó el día señalado, dio a luz a un niño al que llamó Stojscha. Y cuando este
era aún muy joven se convirtió en un héroe sin par. A la edad de dieciocho
años, preguntó a su madre:
- Dime, madre, ¿Cómo es que no has tenido más hijos?
Ella se puso a suspirar y a llorar, pero no se atrevió a
decirle que había tenido tres hijas que habían desaparecido, ya que tenia miedo
de que Stojscha se fuera enseguida a recorrer el mundo en busca de sus
hermanas, y desapareciera él también. Pero Stojscha, al verla llorar, insistió
pidiéndole que le dijese el motivo de su pena. Entonces ella le contó todo lo
que había sucedido; que había tenido tres hijas como tres rosas, que habían
desaparecido y que se las había buscado por todas partes sin dar con ellas.
Cuando Stojscha oyó lo que le contaba su madre, dijo:
- No llores madre; voy a ir a buscarlas.
La madre se golpeó en el pecho y gritó:
- ¡Ay de mí, también voy a perder a mi hijo!
Entonces intentó convencerle para que desistiera de su
empeño: le dijo que pensase cuanto tiempo hacía de todo aquello y que Dios
sabría si todavía estarían vivas. Pero él no se dejó convencer y le dijo:
- Dime donde están las armas que mi padre, el zar, solía
llevar, y el caballo que montaba.
Cuando la madre vio que Stojscha no desistía, le dijo que su
padre, al sentir tanto dolor, mandó el caballo al acaballadero y dejó las armas
en el desván. Stojscha encontró en seguida las armas, polvorientas y oxidadas,
pero las limpió y las preparó de forma que pronto estuvieron brillantes como si
las acabasen de forjar. Entonces fue al acaballadero; dio con el caballo de su
padre, lo llevó al establo de su casa, lo alimentó y lo cepilló, y en un mes el
animal estaba alegre como un pájaro; además tenía alas y forma de dragón. Una
vez que estuvo preparado para iniciar el viaje, Stojscha le dijo a su madre:
- Madre, ¿no tienes nada que haya pertenecido a mis hermanas
que yo pueda llevarme para que me crean cuando les diga que soy su hermano, en
caso de que Dios me permita encontrarlas?
La madre respondió
con lágrimas en los ojos:
- Tengo tres pañuelos que hice con mis propias manos.
Y se los entregó. Él la besó la mano, subió a su caballo y
partió en busca de sus hermanas.
Fuente propia extraída de "el libro de los 101 cuentos"-Anaya
En su largo caminar llegó una vez a una gran
ciudad donde había una fuente a la que iban a coger agua todos los habitantes
del lugar. Se tumbó allí a la sombra a descansar, tapándose la cara con uno de
los tres pañuelos para que no le picaran las moscas. Al poco rato llegó una
mujer a coger agua y vio a Stojscha junto a la fuente; cuando también vio el
pañuelo, dio un suspiro, y no dejó de mirar al muchacho mientras sacaba agua.
Cuando acabó no se marchó, sino que se quedó allí mirándole. Stojscha se dio
cuenta y le preguntó:
- ¿Qué tienes, mujer, que me miras de este modo? ¿Hace mucho
que no ves un hombre o es que reconoces alguna cosa?
- Hermano – contestó ella -, reconozco el pañuelo que llevas
porque lo bordé yo con mis propias manos.
Stojscha se puso en pie y le preguntó de donde era y de qué
familia, y ella le dijo que era la hija de un zar de tal y tal cuidad, que
habían sido tres hermanas y que un remolino se las había llevado.
Cuando Stojscha oyó aquello, se dio en seguida a conocer:
- Yo soy tu hermano, ¿recuerdas que tu madre estaba embarazada
cuando os llevó de allí el remolino?
Ella se acordó en seguida, rompió a llorar y le abrazó:
- Querido hermano, las tres estamos en poder de dragones. Son
tres dragones hermanos que nos han secuestrado y nos tienen prisioneras en sus
palacios.
Entonces le tomó la mano y le condujo hasta el palacio del
dragón, donde vivía. Allí, le colmó de atenciones, pero cuando llegó la noche
le dijo:
- Hermano, está a punto de venir el feroz dragón; no deja
nunca de echar fuego por la boca y yo quiero protegerte. Vete y escóndete.
Pero Stojscha le contestó:
- Hermana mía, dime donde está su comida.
Ella le llevó a una habitación donde había un buey asado,
tanto pan como cabe en un horno y un cubo de vino.
- Esta es su comida – dijo la hermana.
Stojscha lo miró, se sentó en el suelo y se comió todo,
hasta el último bocado. Entonces dijo:
- Hermana, ¿no tendrás un poco más?
Cuando acabó, ella le dijo:
- Ahora el dragón lanzará su maza delante de la casa para
anunciar su llegada.
Apenas había dicho esto, cuando oyeron silbar la maza muy
por encima de la casa. Pero Stojscha echó a correr, la atrapó en el aire y la
lanzó de vuelta, por encima del dragón hasta el confín más próximo.
Al ver aquello, el dragón se quedó sorprendido. Volvió hasta
donde había caído la maza, la recogió y se la llevó consigo a su morada. Cuando
se encontraba delante del palacio, salió la hija del zar a su encuentro, pero
él le dijo:
- ¿Quién está en el palacio?
- Mi hermano – contestó ella.
- ¿Y por qué ha venido?
- Ha venido a verme.
Entonces el dragón dijo furioso:
- ¡No! No ha venido a verte, sino a llevarte con él.
Stojscha, que había oído la conversación desde el palacio,
salió también al encuentro del dragón, y éste se abalanzó sobre él. Stojscha le
dejó acercarse, se sujetaron uno al otro y comenzaron a forcejear. Stojscha
lanzó al dragón al suelo de un golpe, le inmovilizó y le dijo:
- Y ahora, ¿qué quieres hacer?
- Si yo te tuviera sujeto como tú a mí, ya sabría yo lo que
haría.
- No voy a hacerte nada – le dijo Stojscha.
Fuente propia extraída de "el libro de los 101 cuentos"-Anaya
Y le dejó libre. Entonces el dragón le tomó de la mano, le
condujo al palacio y dio una fiesta en su honor que duró una semana entera.
Cuando pasó la semana, Stojscha preguntó al dragón donde
estaban sus dos cuñados, y el dragón le mostró el camino que conducía a la
cuidad donde estaba el palacio del segundo dragón, allí ya se informaría él
sobre el tercero. Entonces Stojscha se equipó para el viaje, y se despidió de
su hermana y su cuñado.
En su largo caminar llegó una vez a una gran ciudad donde
había una fuente a la que iban a coger agua todos los habitantes del lugar.
Stojscha bebió agua y se tumbó allí a la sombra a descansar, tapándose la cara
con uno de los tres pañuelos para que no le picaran las moscas. Al poco rato
llegó una mujer a coger agua y vio a Stojscha junto a la fuente, y al ver también
el pañuelo dio un suspiro, y no dejaba de mirar al muchacho mientras sacaba
agua. Cuando acabó no se marchó, sino que se quedó allí mirándole. Stojscha se
dio cuenta y le preguntó:
- ¿Qué tienes, mujer, que me miras de este modo? ¿Hace mucho
que no ves un hombre o es que reconoces alguna cosa?
- Hermano, reconozco el pañuelo que llevas porque lo bordé yo
con mis propias manos – contestó ella.
Cuando Stojscha oyó esto, se dio en seguida a conocer y le
contó cómo había encontrado a la otra hermana. Al ver a su hermano, ella rompió
a llorar y le abrazó. Entonces le tomó la mano y le condujo hasta el palacio
del dragón, donde vivía. Allí, le colmó de atenciones, pero cuando llegó la
noche le dijo:
- Hermano, está a punto de venir el feroz dragón; no deja
nunca de echar fuego por la boca y yo quiero protegerte. Vete y escóndete.
Pero Stojscha le contestó:
- Hermana mía, dime donde está su comida.
Ella le llevó a una habitación donde había dos bueyes asado,
tanto pan como cabe en dos hornos y dos cubos de vino.
- Esta es su comida – dijo la hermana.
Stojscha lo miró, se sentó en el suelo y se comió todo,
hasta el último bocado. Entonces dijo:
- Hermana, ¿no tendrás un poco más?
- Ahora el dragón lanzará su maza delante de la casa para
anunciar su llegada – respondió, cuando él acabó de comer.
Apenas hubo dicho esto, cuando oyeron silbar la maza muy por
encima de la casa. Pero Stojscha echó a correr, la atrapó en el aire y la lanzó
de vuelta, por encima del dragón, hasta el confín más próximo. Al ver esto, el
dragón se quedó sorprendido. Volvió hasta donde había caído la maza, la recogió
y se la llevó consigo a su morada. Cuando se encontraba delante del palacio,
salió la hija del zar a su encuentro, pero él le dijo:
- ¿Quién está en el palacio?
- Mi hermano – contestó ella.
- ¿Y por qué ha venido? – siguió preguntando el dradón.
- Ha venido a verme – contestó ella.
Entonces el dragón dijo furioso:
- ¡No! No ha venido a verte, sino a llevarte con él.
Stojscha, que había oído la conversación desde el palacio,
salió también al encuentro del dragón, y éste se abalanzó sobre él. Stojscha le
dejó acercarse, se sujetaron uno al otro y comenzaron a forcejear. Stojscha
lanzó al dragón al suelo de un golpe, le inmovilizó y le dijo:
- Y ahora, ¿qué quieres hacer?
- Si yo te tuviera sujeto como tú a mí, ya sabría yo lo que
haría.
- No voy a hacerte nada – le dijo Stojscha, y le dejó libre.
Entonces el dragón le tomó de la mano, le condujo al palacio
y dio una fiesta en su honor que duró una semana entera.
Cuando pasó la semana, Stojscha preguntó al dragón donde
estaba su tercer cuñado, y el dragón le mostró el camino que conducía a la
cuidad donde estaba el palacio del tercer dragón. Entonces Stojscha se equipó
para el viaje, y se despidió de su hermana y de su cuñado.
En su caminar llegó una vez más a una gran ciudad donde
había una fuente a la que iban a coger agua todos los habitantes del lugar.
Stojscha bebió agua y se tumbó allí a la sombra a descansar, tapándose la cara
con uno de los tres pañuelos para que no le picaran las moscas. Al poco rato
llegó una mujer a coger agua y vio a Stojscha junto a la fuente, y al ver
también el pañuelo dio un suspiro, y no dejaba de mirar al muchacho mientras
sacaba agua. Cuando acabó no se marchó, sino que se quedó allí mirándole.
Stojscha se dio cuenta y le preguntó:
- ¿Qué tienes, mujer, que me miras de este modo? ¿Hace mucho
que no ves un hombre o es que reconoces alguna cosa?
- Hermano, reconozco el pañuelo que llevas porque lo bordé yo
con mis propias manos – contestó ella.
Stojscha se puso de pie, se dio a conocer y le contó cómo
había encontrado a sus otras hermanas y lo que le había sucedido.
Ella rompió a llorar y le abrazó. Entonces le tomó la mano y
le condujo hasta el palacio del dragón, donde vivía. Allí, le colmó de
atenciones, pero cuando llegó la noche le dijo:
- Hermano, está a punto de venir el feroz dragón; no deja
nunca de echar fuego por la boca y yo quiero protegerte. Vete y escóndete.
Pero Stojscha le contestó:
- Hermana mía, dime donde está su comida.
Ella le llevó a una habitación donde había tres bueyes
asado, tanto pan como cabe en tres hornos y tres cubos de vino.
- Esta es su comida – dijo la hermana.
Stojscha lo miró, se sentó en el suelo y se comió todo,
hasta el último bocado. Entonces dijo:
- Hermana, ¿no tendrás un poco más?
- Ahora el dragón lanzará su maza delante de la casa para
anunciar su llegada – respondió, cuando él acabó de comer.
Apenas hubo dicho esto, cuando oyeron silbar la maza muy por
encima de la casa. Pero Stojscha echó a correr, la atrapó en el aire y la lanzó
de vuelta, por encima del dragón, hasta el confín más próximo. Al ver esto, el
dragón se quedó sorprendido. Volvió hasta donde había caído la maza, la recogió
y se la llevó consigo a su morada. Cuando se encontraba delante del palacio,
salió la hija del zar a su encuentro, pero él le dijo:
- ¿Quién está en el palacio?
- Mi hermano – contestó ella.
- ¿Y por qué ha venido? – siguió preguntando el dragón.
- Ha venido a verme – contestó ella.
Entonces el dragón dijo furioso:
- ¡No! No ha venido a verte, sino a llevarte con él.
Stojscha, que había oído la conversación desde el palacio,
salió también al encuentro del dragón, y éste se abalanzó sobre él. Stojscha le
dejó acercarse, se sujetaron uno al otro y comenzaron a forcejear. Stojscha
lanzó al dragón al suelo de un golpe, le inmovilizó y le dijo:
- Y ahora, ¿qué quieres hacer?
- Si yo te tuviera sujeto como tú a mí, ya sabría yo lo que
haría.
- No voy a hacerte nada – le dijo Stojscha, y le dejó libre.
Entonces el dragón le tomó de la mano, le condujo al palacio
y dio una fiesta en su honor que duró una semana entera.
Una vez dieron un paseo y Stojscha vio en el patio un agujero
muy grande, que parecía la madriguera de un tejón y que continuaba por debajo
del suelo; entonces dijo:
- ¿Qué es eso, cuñado? ¿Cómo permites que haya un agujero tan
grande en tu patio? ¿Por qué no lo tapas?
- Ay, cuñado, casi no me atrevo a decírtelo por vergüenza que
me da. Hay aquí un dragón zar, que nos hace a menudo la guerra, y cada vez
falta menos para que tengamos que pelear de nuevo; siempre nos vence a los
tres, y sólo huyendo por este agujero nos podemos salvar.
- Ven, cuñado, ahora que estoy aquí y puedo ayudaros, vamos a
luchar contra él; tal vez podamos vencerle -
le dijo Stojscha.
- Eso no me lo puedo ni imaginar – respondió el dragón.
Cuando Stojscha vio que no se atrevían a acompañarle a la
lucha, partió el solo en busca del dragón zar. Después de mucho preguntar llegó
al palacio de éste y vio que había una liebre en el tejado. Preguntó a la gente
del palacio qué hacía allí la liebre, y le contestaron:
- Si alguien fuera capaz de hacer bajar a la liebre, el animal
se sacrificaría a sí mismo, se quitaría la piel, se descuartizaría y se asaría;
pero nadie se atreve por lo peligroso que es.
Fuente propia extraída de "el libro de los 101 cuentos"-Anaya
Cuando Stojscha oyó esto, fue volando en su caballo hasta
donde estaba la liebre y la trajo consigo hasta el suelo: entonces el animal se
sacrificó a sí mismo, se despellejó, se descuartizó y se puso al fuego.
Entonces Stojscha fue a la azotea del dragón y se tumbó a la sombra.
La gente del palacio, al ver lo que había hecho, le dijo que
huyera:
- Escucha, héroe, huye tan lejos como puedas antes de que
regrese el dragón, porque lo vas a pasar muy mal si te encuentra.
Pero Stojscha les contestó:
- ¿Qué me importa vuestro dragón? Que venga cuando quiera a
comerse la liebre hasta que harte.
Poco después llegó el dragón, vio que la liebre ya no estaba
y preguntó a la gente:
- ¿Quién lo ha hecho?
- Vino un héroe e hizo bajar a la liebre – le dijeron –. Ahora
está arriba, en la terraza.
Entonces el dragón les ordenó:
- Id a decirle que salga del palacio, porque si le encuentro
no voy a dejarle un hueso sano.
La gente fue a la terraza a contarle a Stojscha lo que había
ordenado el dragón, pero Stojscha les contestó:
- Decidle al dragón que si le da pena la liebre, que suba a
luchar conmigo.
Cuando se lo contaron al dragón, éste se puso a rugir, echó
fuego por la boca y subió volando a la terraza. Stojscha le dejó aproximarse y
en seguida se pusieron a forcejear; pero ni Stojscha se dejaba derribar, ni
podía él derribar al dragón, y por fin dijo Stojscha:
- ¿Cómo te llamas?
- Me llamo Mladen – contestó el dragón.
A lo que Stojscha dijo:
- También yo soy el hijo más pequeño de mis padres.
Entonces dejaron de forcejear, se hermanaron y se hicieron
mutuamente la promesa de que vivirían juntos fraternalmente.
Después de algún tiempo, Stojscha le dijo al dragón:
- ¿A qué esperas para ir a luchar contra los dragones que
siempre terminan por huir a la cueva? Vamos a su encuentro antes de que llegue
el día señalado.
El dragón zar se mostró de acuerdo y ambos partieron juntos
a la lucha. Los tres hermanos dragones estaban atemorizados porque Stojscha se
había hecho amigo del dragón zar, y ahora los dos juntos se dirigían contra
ellos. Reunieron un gran ejercito y se dirigieron a su encuentro. Pero Stojscha
y el dragó zar atacaron al ejército y lo derrotaron, dispersándolo totalmente;
solo consiguieron escapar los tres dragones, huyendo a la cueva. Entonces los
dos vencedores reunieron en seguida mucha paja, taparon con ella la entrada de
la cueva y la prendieron fuego; acabando así con los tres dragones. Entonces
Stojscha dijo a sus hermanas que se preparasen para la marcha; se quedó con el
tesoro de los tres dragones y dejó sus palacios y su reino al zar dragón.
Después se puso en camino a su reino con sus tres hermanas. Todos llegaron
felizmente a donde les esperaba su madre, que le cedió el poder y él reinó
hasta el final de sus días.
Fuente propia extraída de "el libro de los 101 cuentos"-Anaya
· Resumen:
El zar y su mujer tenían tres hijas y
la mujer estaba embarazada, un día, a las tres hijas se las llevó un torbellino
y no fueron encontradas por lo que el zar murió de pena.
Al nacer el hijo de la Zarina, quiso ir
en busca de sus hermanas y tras recuperar las armas y el caballo de su padre
partió a buscarlas.
Encontró a la primera y le contó que
eran prisioneras de tres dragones hermanos. Stojscha, el hermano pequeño, se
enfrentó a estos tres, uno por uno, pero cuando los tenía inmovilizados los
dejaba libres por lo que los tres dragones estaban en deuda con él.
Un día vio Stojscha un gran agujero que
seguía un camino bajo tierra y preguntó el motivo de que no se tapara, a lo que
el tercer dragón respondió que era el escondite de los tres dragones cuando el dragón
zar iba a luchar con ellos.
Stojscha se quiso enfrentar al dragón
zar y fue a su búsqueda. Cuando encontró el castillo donde vivía bajó de la
torre una liebre que pertenecía al zar dragón por lo que se enfureció y se
batió en duelo con Stojscha. Tras ver que no vencían ninguno y enterarse de que
ambos eran hijos menores de familia se hicieron amigos y partieron juntos
contra los tres dragones que tenían secuestradas a sus hermanas.
Tras la lucha vencieron a los tres
dragones y Mladen, el zar dragón, se quedó con los palacios y el reino de
estos; y Stojscha se quedó con sus tesoros y partió de regreso a su casa con
sus hermanas, donde fue nombrado zar.
· Uso
en el aula:
o Cambios
que realizaría: primero pondría nombres propios a las
tres hermanas y los tres dragones para que los niños los identifiquen mejor en
el cuento y los personifiquen más. También quitaría la palabra Dios en los dos
momentos que aparece, ya que en la clase pueden encontrarse distintas
religiones y no es algo relevante de la historia. Además, explicaría durante la
historia el significado de zar (emperador) y cambiaría la palabra forjar por
fabricar, y acaballadero por criadero de caballos; ya que no veo necesario que
sepan el significado de estas palabras.
También suprimiría lo que hace el conejo si le bajas al suelo (el animal se sacrificaría a sí mismo, se quitaría la
piel, se descuartizaría y se asaría), por “huiría” porque no cambiaría
el significado de la historia ni el hilo argumentativo, y no sería tan
violento. Por lo demás creo que es un cuento que utiliza un vocabulario
adecuado y fácil de entender para los niños.
o
Contexto en el que lo contaría:
lo contaría, como en el caso anterior, después de venir del patio para pasar un
buen rato antes de empezar a trabajar. O en la hora del cuento.
o Preguntas
que plantearía:
§ ¿Qué
es lo que más os ha gustado del cuento?
§ ¿Cambiaríais
algo del cuento?
§ ¿Quién
es el personaje que mejor os cae del cuento?
§ ¿Qué
hubieseis hecho vosotros cuando Stojscha se entera de que tiene tres hermanas
perdidas?
§ ¿Qué
hubieseis hecho cuando Stojscha había conseguido inmovilizar a los dragones?
¿Por qué creéis que actuó así y les dejó libres?
§ ¿Qué
os parece que Stojscha se haga amigo de Mladen?
o Viaje
del héroe: en este caso el viaje del héroe se realizaría con Stojscha.
La estructura del cuento sigue la estructura general de los cuentos
folclóricos: empieza con el héroe en el hogar, hay un alejamiento de este, debe
superar una serie de pruebas para crecer y convertirse en adulto y al hacerlo
se le recompensa con una nieva vida, en este caso convirtiéndose en zar y
recuperando a sus hermanas.
Fuente propia
o Motivos,
personajes y simbología:
§ Los
motivos principales de este cuento son:
ü Los
tesoros ocultos: Stojscha debe encontrar a sus hermanas para salvarlas. Esto
simbolizaría un aprendizaje interior.
ü Búsqueda:
de sus hermanas, los dragones y el zar dragón. Para conseguir una mejora
personal.
Ambos
me parecen motivos que los niños a los que he dirigido el cuento (5 y 6) pueden
entender, como he mencionado en el primer cuento.
§ Los
personajes y arquetipos que aparecen en este cuento son:
ü Los
héroes (Stojscha): valiente y fuerte.
ü Las
hermanas: inocentes, bellas y buenas.
ü Animal
mágico: el dragón que rapta a la princesa.
ü Los
dragones, que además en este caso también son los enemigos del héroe: animales
personificados que actúan como humanos.
Cuento de fórmula: “En un
charco había una mosca y con la mosca un mosquito”
· Justificación
de la elección de cuento de fórmula: he decidido elegir este
cuento porque creo que puede ser muy divertido para los niños y podemos pasar
un rato muy bueno todos juntos, además, creo que pueden reírse mucho y seguro
que quieren contárselo luego ellos a sus amigos y su familia.
· Edad
en la que contaría este cuento: así como en los cuentos
anteriores tenía en cuenta que los niños entendiesen los motivos y la historia
(a su manera) del cuento, en este cuento eso no es necesario. En este cuento la
historia no es importante lo importante es el juego que se crea, por lo que en
mi opinión podría contarse a niños de a partir de tres años. En esta edad se lo
pasan muy bien con lo absurdo y cuando se estresan al ver que el cuento no
acaba nunca por lo que puede ser muy divertido.
· Cuento:
En un charco había una mosca
y con la mosca un mosquito,
si no te has enterado te lo
cuento despacito.
En un charco había una
mosca
y con la mosca un mosquito,
si no te has enterado te lo
cuento más bajito.
En un charco había una
mosca
y con la mosca un mosquito,
si no te has enterado te lo
cuento rapidito...
Fuente extraída el 16 de abril del 2019 de: http://www.cursosinea.conevyt.org.mx/cursos/crecer_18-3/htm/recursos/revista/revista_1.htm
· Uso
en el aula:
o Contexto
en el que lo contaría: lo contaría antes de que se vayan a
casa, porque ya estarán cansados del día entero y con este juego se crea un
ambiente muy divertido donde se ríen y se lo pasan bien un rato antes de irse.
O un día que no tengan muchas ganas de hacer trabajos para que se despejen un
poco y disfruten de un rato todos juntos.
o Preguntas
que plantearía:
§ ¿Os
ha gustado del cuento?
§ ¿Se
os ocurre más formas de contar el cuento?
Al
ser un cuento de fórmula donde la historia no es tan relevante y es un cuento
de nunca acabar, es decir, que se acaba cuando tu lo decides porque se repite
continuamente, solo haría estas dos preguntas.
Conclusión
de los textos.
El primer texto, el cuento
de “los tres hermanos ingeniosos”; y el segundo texto, el cuento serbocroata de
“Stojscha y Mladen”, me parecen unos cuentos muy interesantes y a los cuales se
les pueden extraer muchas preguntas con respuestas interesantes por parte de
los niños. Hablo de ambos a la vez porque, aun que son muy distintos en
argumentos, son muy parecidos en cuanto a motivos, personajes y simbología. Como
he ido mencionando en los distintos aspectos, yo los contaría en el último
ciclo de infantil (5-6 años) porque es cuando más pueden entender la historia y
donde con más seguridad, van a atender todo el cuento. Ambos me parecen muy
interesantes ya que el primero me parece una historia muy distinta y que los
niños pueden admirar facilmente; y la segunda me parece que les puede llamar la
atención la historia y, además gustar el echo de que sea de otra cultura con
nombres de la misma.
El tercer texto, el cuento
de fórmula de “en el charco había una mosca, y con la mosca un mosquito” me
parece un cuento muy divertido y que, a la hora de aplicarlo en el aula puede
crear un ambiente de risas y juegos muy beneficioso y divertido para los niños.
Conclusión
de la actividad.
Antes de leer y tratar el
bloque 2 sobre los textos folclóricos, no sabía mucho como definirlos ni si yo
sabía alguno. Además, no me llamaba mucho la atención ni quería buscar cuentos
folclóricos o poesía folclórica, pero creo que muchos tenemos una idea
equivocada sobre los textos folclóricos y su origen. Ahora que ya he leído y
entendido el tema, me parece algo increíble que gracias a los cuentos
folclóricos tengamos un poquito de distintas culturas de hace muchísimos años.
Los cuentos folclóricos son cuentos que se han ido transmitiendo de boca en
boca donde se ve reflejada la cultura, las tradiciones y la forma de vivir de
distintos sitios y de distintas épocas.
Si que conocía cuentos
folclóricos, todos conocemos cuentos folclóricos pues todos hemos jugado a
juegos de manos en el recreo o cantado canciones de corro como “al corro de la
patata”, “el cocherito leré”, “el patio de mi casa” ... Además, todos hemos
visto alguna vez películas Disney, pero, en esta ocasión los conocemos tan
adaptados que han perdido su esencia. Es cierto que los cuentos folclóricos no
se han transmitido para ser contados a niños, y que muchos de ellos necesitan
adaptaciones para poder ser contados a estos, pero no es necesario que todos
los cuentos sean bonitos en todo momento, con animales que hablan y un mundo de
luz y color. En mi opinión, no es necesario apartar todo esto al contárselo a
los niños y dejar solo lo bonito o cambiar las cosas no tan bonitas por cosas
que sí lo son, pues si hacemos esto, estamos haciendo que los niños se pierdan
historias increíbles como “toda clase de pieles” o las dos que he contado
arriba.
Por esto, creo que esta
actividad es muy necesaria para nuestro futuro, creo que no debemos permitir
que los textos folclóricos desaparezcan o que no sean conocidos por los niños, porque
creo que es algo muy beneficioso para ellos y que deja volar su imaginación,
algo imprescindible.
En mi opinión, algo
necesario como futura maestra es saber cuántas y qué adaptaciones hacer a los
textos folclóricos que cuente o cante en el aula y, sobre todo, tener en cuenta
que no es necesario que sea todo bonito, los niños también entienden que pueden
pasar cosas malas, siempre analizando hasta qué punto y teniendo en cuenta su
momento evolutivo.
Espero que os guste y os sirva esta elección y adaptación de cuentos folclóricos.
¡Hasta pronto!
Y recordad: ¡Leer y soñar, todo es empezar!
Bibliografía.
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de cuentos de fórmula). CSEU La Salle. Recuperado el 16 de abril del 2019 de: https://online.lasallecampus.es/pluginfile.php/61292/mod_resource/content/1/Antolog%C3%ADa%20de%20cuentos%20de%20f%C3%B3rmula.pdf.
Perfecto. Un trabajo excelente. Enhorabuena.
ResponderEliminar¡¡Muchas gracias Irune!!
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